Justo y necesario:
Por : Manuel Martinez
-A ver pana-dijo el policía mientras me registraba el bolso, y yo no podía hacer mucho mas que maldecir a mis adentros porque, como era obvio, algo malo iba a pasar.-¿tu consumes, verda’? ¿Por eso andas así acelera’o, veda’?
Las cosas iban tan bien hasta ese momento, en serio, era obvio que algo malo iba a pasar.
Los dos policías habían hecho caso omiso a mis protestas, al hecho de que no me habían visto hacer nada, y que ya hasta me había quitado los zapatos y les había mostrado mi cartera a ver si conseguían algo que me inculpase, sin éxito. Pero, como los policías en este país no están para defendernos a los indefensos sino para retenernos un rato en busca de algo “pa’ los refrescos” como dicen coloquialmente, ya me esperaba que a falta de cualquier estupefaciente o detalle lo suficientemente ilegal me “plantaran” algo, al menos hasta que una voz profunda bramo detrás de las rejas y me sentí mucho mas tranquilo.
-Pana, deja al chamo quieto. El viene para acá, ¿ok?
Mi caballero en brillante armadura, yay. Con todo y un gusto para las entradas dramáticas.
(Puede que no haya pasado exactamente así, pero es mi historia y yo la recuerdo como quiero, así que shhhhhhh)
Me gire lo suficiente para ver a mi repentino salvador, y me tope con aquellos ojos verdes vibrantes, en aquel rostro redondeado y tan juvenil enmarcado perfectamente en una barba y bigotes muy bien cuidados, la cabeza totalmente afeitada y el cuerpo fornido y grueso, cubierto en una camiseta rosada y shorts en ese clásico “tengo visitas, si no ni siquiera me molestaría en vestirme.” Estaba furico; al menos eso denotaba en su expresión seria y fuerte, con una mirada que intimidaría a cualquiera.
Los policías me devolvieron mis cosas mientras P abría la reja de la urbanización y vocifero como eran una vergüenza para el país, como no son mas que parásitos, y yo aproveche el momento para escabullirme adentro y colocarme detrás de P como buen cobarde que soy, y porque mientras mas rápido pasara toda esa escena mejor para mi, para ver si volvía a poner mi dignidad en su sitio lo antes posible. Por lo menos no duro más de 5 minutos, e inmediatamente luego emprendimos rumbo a su casa.
-Que ladilla con esos tipos… ¿estas bien?
-Si, si, tranquilo…-llegamos al porche de su casa, en que los perros de P veían al horizonte con estoica fascinación. Como usual en los perros al no tener con que entretenerse de momento. A pesar de mi fobia usual logre cruzar el umbral sin mucho problema, et voila, estaba en la casa de P.
Corrección, en la casa de P y de su pareja.
Aquí es el momento en que entrecorto para explicar un poco de todo, porque soy una perrita del in medias res. Llevo años conociendo a P y a su pareja, B, gracias a un amigo que la vida y el destino quitaron de mi camino, y los dos son, sin que me quede nada por dentro, dos de los hombres más hermosos que jamás haya visto en mi vida. Ambos blancos, ambos con ojos verdes, ambos rubios (técnicamente P estaba en esa zona gris entre rubio oscuro y castaño claro, y ciertamente se le solía notar mas en la barba porque siempre se afeitaba la cabeza, pero detalles, detalles), era como si dos dioses nórdicos aquí, en Barquisimeto, al alcance de mi vista. P era mucho más robusto mientras que B era algo de cuerpo más delgado; P vivía sonriente y jocoso mientras que B, si bien igual de alegre y gentil, era dado a ser mas serio y sonreía solo de ser absolutamente necesario.
Creo que ese era parte del encanto, el contraste entre los dos. Me había enterado que eran propensos a explorar, a juguetear un poco, gracias a un par de amigos en contextos diferentes, y a pesar de tenerlos en redes y del obvio morbo pues, me daba algo de pena acercarme y decir “Buenas, me encantaría que me penetraran salvajemente los dos”, es de esas cosas que no sabes como romper el hielo al respecto. Y luego, gracias a Manhunt, descubrí su cuenta en conjunto.
(Que por cierto, adoro Manhunt, en serio, me encanta, y mucho mas que Grindr porque la gente es mas amable y tiene menos mojón mental, pero tan pronto entres deberían poner en la ventana inicial “A TRAVES DE MI, EL CAMINO A LA CIUDAD DEL INFORTUNIO, A TRAVES DE MI EL CAMINO AL SUFRIMIENTO ETERNO, ABANDONA TODA ESPERANZA TU QUE ENTRAS AQUÍ”)
Bueno, descubrimos. Mi novio y yo los encontramos allí, intercambiamos métodos de contacto, y pautamos que “algún día” haríamos un cuarteto. Pero pasaba el tiempo, y obviamente mi novio y los dos señoritos de marfil y mármol tenían cosas que hacer con sus vidas, y ese “algún día” se volvió solo un prospecto nebuloso y distante. Y luego, mi novio y yo terminamos por razones varias y complicadas, y me vi sumido en esa etapa de depresión en que necesitaba algo para animarme.
Dicen que las manos ociosas son los juguetes del Diablo, y con un celular y WhatsApp, supongo que seria peor. Estaba hablando un poco con el, banalmente, y cuando le pregunto “cuando pueden” resulto que me dijo algo que no me esperaba esa mañana:
-Ahora mismo puedo.
Y no tarde ni un minuto en arreglarme, prepararme y salir de la casa; lo bueno es que ellos vivían apenas a unas cuadras de mí.
Lo que me trae de vuelta a donde estaba, subiendo las escaleras hacia la habitación que compartían, viendo mi reflejo momentáneamente en el espejo del pasillo. No me considero feo (generalmente) pero no soy un Adonis bajo ninguna expresión: tengo ojos marrones con forma de almendra (y pestañas muy largas), labios gruesos, piel blanca (algo quemada por el sol), cabello negro y barba y bigotes que cubren la parte inferior de mi cara, lentes de pasta, y soy bastante gordito (“pachoncito” como suelo decir y como me decía una amiga en mas de una ocasión). Andaba vestido de manera sencilla (jeans, camiseta de Megadeth, lo usual en mi) y andaba con el cabello mas largo de lo usual y con la barba un tanto frondosa, lo que me hacia sentir un poquito leonino en ese momento.
El sonido de la puerta del cuarto cerrarse detrás de mí me saco del ensimismamiento, especialmente cuando P me miro con una sonrisa picara y me dijo:
-Y bueno, ¿no me vas a dar algo por haberte ayudado allá? ¿Creo que me merezco una recompensa, no?
Se me escapo una sonrisa al turno, y me acerque a besarle, un tanto tímidamente, tentativamente, con sutileza. Nuestros labios se rosaron y tocaron, mostrándome que era real, que todo eso era real.
Y luego se asió de mi cuerpo y me arrojo hacia la cama, y se aproximo a mí para besarme una vez más, con más pasión, con más soltura, besos bestiales que me comían la boca sin cesar mientras mis manos recorrían su cuerpo y las suyas me sentían y tanteaban. El corazón parecía que se me iba a salir del pecho de tanto palpitar, y eso que todavía no había empezado la mejor parte. Aunque no tardaría mucho en llegar.
Luego de un par de minutos, los besos y las caricias no eran suficientes, y nos levantamos de la cama, prosiguiendo. Se quito la camisa, mostrándome su torso y abdomen, velludo y varonil, y yo hice lo mismo. Luego fue el turno de su short, dejándolo en un interior en que el paquete se le marcaba abultado visiblemente; mientras que me llego mi turno y cuando me quite el pantalón expuse que llevaba puesto un suspensorio negro con el paquete en rojo, que me puse tan pronto me dijo que si.
Y entonces me hinque frente a el, manoseando su paquete, sintiéndolo a través de la tela y bajándole el interior despacio, cada segundo lleno de anticipación mientras liberaba a esa bestia frente a mi.
Estoy convencido de que llegaba a los 21 centímetros, y si no, no le faltaba mucho, y era grueso además, erecto y viril. Enrolle mi mano alrededor de su miembro, sintiendo lo caliente que estaba, y empecé a masturbarlo mientras le veía los ojos; no tarde en llevármelo al rostro, posando mis labios contra la cabeza antes de abrir y permitirle el paso. El olor de su ingle inundo mis fosas nasales mientras el grueso tronco se abría paso por mi boca y mi garganta, y tuve que contener el par de arcadas de sentir la presión de ese miembro tan profundo en mí. Empecé a retirarlo cuando ya me estaba acostumbrando solo para volver a metérmelo todo, dejándolo ir completo por momentos para recorrer toda su extensión con mi lengua y lamer sus bolas antes de volver a llevarme su verga a la boca, momento en que el me empezó a follar la garganta con mas rapidez mientras me ayudaba con las manos para seguir en sitio, tocando y aferrándome a su cintura y sus glúteos.
Al cabo de un momento, cuando ya sentía el pre-semen emergiendo del agujero, le quito todo una vez mas y se dio la vuelta, y presione mis rostro entre sus nalgas mientras las apartaba ligeramente con las manos, llevando mis labios a su ano, besando y toqueteando con mi lengua eufórico, escuchándolo gruñir y gemir y volviéndome loco. No se cuanto tiempo paso, pero al rato volvió a voltearse y me insto con las manos a ponerme en pie, solo para agarrarme y lanzarme a la cama una vez mas, poniéndome en cuatro y con sus manos en mis nalgas, abriéndolas y haciéndome sentir mas expuesto de lo que estaba de por si, pero el pensamiento no me duro mucho cuando su lengua me empezó a recorrer toda la línea de mi culo.
Me estaba preparando para lo que venia, y la anticipación me desesperaba.
Mientras me hacia el beso negro empezó a tantear en mi culo con un dedo, el cual introdujo con suficiente fuerza para entrar pero sin tanta como para que doliese demasiado. Puje un poco para abrirle paso, para que prosiguiera, y ahogue un gemido cuando rozo ese punto dentro de mí que me hace ver estrellas. Metió otro dedo y los abría dentro de mi, apenas un preámbulo de lo que vendría. Los saco con algo de brusquedad, pero la sensación de vacio no me duro mucho tiempo.
Se posiciono bien detrás de mí, se asió de mis costados y automáticamente arquee la espalda hacia abajo mientras me apartaba ligeramente las nalgas, y sentí un leve toque en mi culo. La cabeza de su miembro, puesta en sitio, presionando con lo que para mi era agónica lentitud, pasando mas allá de mis defensas.
La estocada inicial.
Llego hasta la base y mi interior se acomodo alrededor de él, de su gran verga. Apreté un poco y lo hoy gruñir, y voltee apenas lo suficiente para verlo mientras empezaba el proceso de reversa, sacando su pene para arremeter otra vez contra mi; y dicho y hecho, sentí la segunda embestida contra mis adentros y me tuve que morder el labio para no gritar en ese instante. Recorrió mi cuerpo con sus manos, jugando con mis pezones mientras me penetraba, sacando mi miembro del paquete del suspensorio y pajeandome mientras me tomaba. Era irreal, demasiado irreal, pero estaba pasando.
Su ritmo tomo algo más de velocidad mientras sentía su cuerpo presionando contra el mío, cubriéndome completamente, y gire la cabeza cuando sentí sus labios en mi cuello y en mi mejilla. Lo bese apasionadamente, con desespero, con ahincó: era suyo, en ese momento yo era suyo, su juguete, y el lo sabia.
Me tomo el pelo y me halo con fuerza, haciendo que arquease la espalda una vez mas mientras aumentaba la fuerza con la que me follaba, luego presiono mi rostro contra la cama al tiempo que lo escuche rugir un poco. Pero no iba a acabar allí, oh no, apenas empezaba.
Me la saco toda de repente, y agarrándome por detrás me dio la vuelta, acostándome de espaldas. Puso sus manos en mis tobillos y me abrió completamente de piernas antes de proseguir, adentrándose una vez mas en de mi como un animal en celo, golpeando mi próstata con fuerza y arrancándome gemidos de placer entrecortados por besos y mordeduras mientras me masturbaba con una mano. Era perfecto. Como me había imaginado que iba a ser y mas.
No se cuanto tiempo duramos así; lo cierto es que para cuando lo note ya mi respiración se agitaba junto con la suya, y aceleró el ritmo con el que se meneaba y con que me hacia la paja, y empecé a apretarle un poco mas duro con mi culo. Justo ahí mi cuerpo se tenso y no pude contenerme un momento más: alcance el clímax, profiriendo una exclamación mientras varios chorros de semen me cayeron en la barriga, y uno le lleno el pulgar de la mano con que me excitaba. Vi como se lo llevo a la boca y lo lamio con gusto, y justo ahí el mismo se tenso con fuerza y, rugiendo como una bestia salvaje, me saco su verga y acabo encima de mí, llenándome de su leche.
Respire hondo, todavía agitado, y no pude evitar sonreír, especialmente al ver que el también lo hacia. Me indico donde quedaba el baño y fuimos a asearnos rápidamente, sin perder mucho tiempo.
Por lo demás, los detalles no son de gran importancia. Hablamos un poco mientras nos vestimos, de B, de mi examigo, de mi exnovio, un poquito aquí y allá. Quedamos en volverlo a hacer en otro momento, y con un beso final más de camaradería que de lujuria me llevo hasta la salida, para irme como si nada. Fue algo distinto para mí; no he sido ningún puritano en esta vida, pero era extraño llegar a ese tipo de situaciones, vivir algo así con alguien a quien le tienes ganas desde tanto tiempo. Incluso si no era como me lo esperaba exactamente, era mejor.
Y era, después de todo, justo y necesario, para despejar la mente y para darme un gusto.
Escrita por : Manuel Martinez
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